lunes, 8 de diciembre de 2014

"Biblia (Palabra de Dios, Escrituras, Evangelio)"

¡Qué sabio es Dios! Sólo Él es capaz de hacer las cosas tan bien hechas. No, no te sorprendas por esas cosas deterioradas que hay en nuestro mundo; porque no son obra suya sino del diablo y del hombre. No obstante el Señor tiene un plan para repararlo todo. Estudia la Biblia y entérate de su programa de restauración.
La Palabra de Dios fortalece el alma al igual que el pan fortalece el cuerpo. Serás fuerte mentalmente si cada día le dedicas tiempo a la Biblia.
Cuando la razón, iluminada por la Palabra de Dios, habla, tus sentimientos deben someterse a ella.


Dudar de la Palabra de Dios te coloca en una situación de indefensión frente al ataque del enemigo. No fluctúes entre la esperanza y la duda: “El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn. 8:12).
Aplícate en el ejercicio que favorece tu alma y la mantiene sana: Lee la Palabra de Dios cada día, reflexiona en ella, deléitate en sus promesas y pon en práctica sus principios. De aquí a la eternidad.
La Biblia es el manual del usuario humano. Debes leer sus instrucciones si quieres saber cómo funcionas a nivel espiritual.
La efimeridad y fragilidad de la vida te debería impulsar a buscar una atmósfera más pura, más elevada, donde se respirase el oxígeno puro de la verdad incontaminada. Basar tu vida en la Palabra de Dios es invertir en el banco del cielo: “La hierba se seca, la flor se cae; pero la Palabra de nuestro Dios permanece para siempre” (Is. 40:8).
En la mente juvenil hay mucha dosis de fantasía y esto es peligroso. Esta produce la niebla de la ofuscación y hace difícil que las cosas se vean conforme son, agrandándolas o empequeñeciéndolas, conforme el gusto del momento. La oración y el estudio de la Palabra de Dios hará que tus pies                                                                          estén sobre suelo seguro.

La Biblia es un medio de cultura intelectual; dirige tus pensamientos al Creador y revela el carácter de Aquel
que no tiene ni principio ni fin. Sus enseñanzas te iluminarán en la senda oscura de esta vida: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Sal. 119:105).
¡Cuántos millones de jóvenes se extravían por no hacer de las Escrituras la fuente donde apagar la sed de su alma! ¿No quisieras tú llevarlos a los pies de esa fuente?: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba” (Jn. 7:37).
Muchos buscan la prosperidad en caminos que conducen seguramente al fracaso. Si quieres tener éxito en todos los órdenes de la vida haz de las enseñanzas de la Palabra de Dios un
 asunto diario a tomar muy en serio.

La Biblia presenta el origen del ser humano, su caída y también la promesa de redención; la vida de Jesús, el Cordero preparado desde antes de la fundación del mundo, su muerte y resurrección a los cielos. Su intercesión ante el Padre por todos nosotros y su promesa del segundo adviento en gloria y majestad. ¿No son todos estos temas que merece la pena estudiar en profundidad?
Tu única salvaguardia contra las pruebas y la tentación es colocarte sobre los principios de la Palabra de Dios.

Recuerda que tienes una mente finita y que con esa mente finita debes acercarte a la Biblia que ha sido creada por una mente infinita. ¿Cómo la podrás entender con tus propias capacidades? Necesitas la guía de Dios, sólo así podrás ir descubriendo las grandes verdades de la revelación.
Cuando estudias tu Biblia debes cuidarte de no deificar tu razón porque ésta todavía está atada a tu pobre humanidad. Pide humildemente la guía del Espíritu Santo; ese estudio será, pues, muy provechoso y tu mente será fortalecida y elevada: “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Stg. 1:4).
La Biblia no es un libro común como El Quijote, de Cervantes, o Guerra y Paz de Tolstoi. La Biblia no es comparable a ningún otro libro que se haya escrito. Es el libro de Dios y él contiene la revelación necesaria para tu felicidad presente y futura. El único problema es que, como los diamantes, sus hermosas verdades hay que extraerlas “cavando”, es decir con un estudio profundo.
La tendencia actual de la gente que va a las iglesias es la de leer la Biblia de una forma apresurada y superficial, no obstante de haber dicho Cristo que se la escudriñara (Jn. 5:39). Escudriñar es examinar, inquirir, averiguar cuidadosamente algo. Dedícale tiempo a tu preciosa Biblia.

La televisión, internet, las recreaciones y otras cuestiones actuales pueden hacer que las personas pierdan gusto por pasar tiempo con su Biblia. Sé mesurado y selectivo en tus hábitos de modo que jamás pierdas interés por la lectura de la Palabra de Dios.
Hoy día existen muchos entretenimientos que te roban el tiempo precioso de la vida y lo que es peor: Hipotecan tu salvación eterna. Ponle rejas a tu alma para que no entren estos ladrones y te quiten el amor por la verdad de Dios: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Pr. 4:23).

La Palabra de Dios es el medio más eficaz y poderoso para proveerte educación, así como la fuente de donde dimana el conocimiento más valioso. Aplícate a su estudio.


Tomado de:
Reflexiones para Jóvenes
Ejercicios para el alma.
José V. Giner

Deja que Dios hable a tu corazón.
© Reforma Visión



1 comentario:

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