miércoles, 3 de diciembre de 2014

"Aspiraciones (Sueños, ideales, proyectos)"

¡Alas! Esta palabra es hermosa. Alas para volar hacia el infinito. Alas para escapar de esta tierra contaminada. Alas para verlo todo desde arriba y lograr así las dimensiones que aquí -clavado en el suelo- nunca se perciben. Los ángeles las poseen y con ellas sirven a Dios. ¡Alas! ¡Alas! ¡Qué hermosa palabra!

Soñar no cuesta dinero. Todo el mundo puede liberar su imaginación y dejarla volar por los espacios infinitos de los pensamientos maravillosos. Pero si sueñas, hazlo poniendo los pies sobre la verdad de la Palabra de Dios.
La monotonía es como un virus que termina con aquel que la alberga. Introduce en tu cotidianidad siempre algo nuevo. Desarrolla tu ingenio,
pon a funcionar tu mente para eludir al fantasma de lo monótono.
El que tiene un sueño está más cerca de conseguir lo que desea que aquel que vive conformado con su suerte. No abandones tu sueño, porque si está de acuerdo con la voluntad de Dios, lo conseguirás en su momento: “Deléitale en el Señor, y él te dará los deseos de tu corazón” (Sal. 37:4).


¡Un ideal por el qué vivir! ¡Un ideal por el qué morir! ¡Necesitas un ideal noble! El alma se muere sin ideales. Pero cerciórate de que adquieres un ideal inspirado por Dios.
El cuerpo se nutre, preserva y desarrolla con los alimentos materiales. El alma se alimenta con los ideales. Sin ellos enfermamos de inanición espiritual.
Es maravilloso tener un ideal y moverse en función de ese blanco. Servir a la humanidad y amar a los que te rodean es un buen ideal para ti.
Es cierto que no todos los sueños que albergues se llegarán a cumplir, pero no es menos cierto que si no albergas un sueño será mucho más difícil alcanzarlo, por no decir imposible.
Para la mayoría, morir es la cesación de la vida biológica; pero en realidad se muere cuando no hay nada por lo que luchar, nada por lo que soñar, nada que esperar, nada que creer. Jesús dijo que hay vivos muertos: “...que los muertos entierren a sus muertos” (Mt. 8:22).


Cuando tu alma se une a Cristo y lo aceptas como guía; cuando le das tu voluntad, su poder llega a ser tuyo y los principios que dimanan de su Palabra inspiran tu vida para amoldar tu carácter y alcanzar los más nobles ideales. No te demores en la obra de entregar tu corazón a Jesús.
El diablo sabe que una mente desocupada y ociosa es el lugar ideal para establecer su taller de destrucción y muerte. Si tu mente está enfocada en nobles y elevados ideales, el enemigo de tu alma no hallará lugar en ella.


Las aspiraciones nobles se pueden enfriar y las razones por las cuales ocurre esto debes conocerlas: Cuando te amistas con los impuros, cuando fomentas la pereza y el egoísmo. Cuando fraguas un matrimonio que Dios no puede aprobar, dando tu vida a una persona que no abrazó tu fe, cuando vives violando deliberadamente la ley de Dios, cuando descuidas la oración y el estudio de tu Biblia, cuando dejas de contemplar a Jesús, cuando
te resistes a arrepentirte de tus pecados. ¡Oh, no, querido joven! ¡No permitas que tus aspiraciones languidezcan y se apaguen!
Si tienes un noble ideal vive por él, habla de él, haz que tu vida se conforme a la norma que has decidido alcanzar, que sea como el faro que guía a las embarcaciones en el mar, la brújula que marca el norte...La carencia de ideales es la antesala de la desertización de la vida de las personas. Los grandes desiertos de este mundo fueron antaño hermosos bosques. Tú decides qué clase de terreno quieres que sea tu vida.


Tomado de:
Reflexiones para Jóvenes
Ejercicios para el alma.
José V. Giner


Deja que Dios hable a tu corazón.
© Reforma Visión

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