A todos los vivos nos toca enfrentar la aventura del vivir. De cada uno dependerá los resultados: Tu vida puede ser una aventura heroica o por el contrario una nefasta desventura. Pablo dijo: “Entonces mirad con cuidado cómo andáis, no como necios, sino como sabios” (Ef. 5:15).
No ver con los ojos es triste, pero estar ciego del corazón es una tragedia. La muerte física es un desenlace inevitable, pero el hombre puede evitar la muerte espiritual si quiere. La decisión es tuya.
Es muy importante saber decidir frente a las situaciones que son trascendentales en la vida. Un “sí” enérgico y decidido, puede transformar
tu destino. Por el contrario, a veces, un “no”
oportuno y contundente, contribuirá a compactar
tu dicha. Pídele al Señor que te de la sabiduría
necesaria para saber qué respuesta dar.
tu destino. Por el contrario, a veces, un “no”
oportuno y contundente, contribuirá a compactar
tu dicha. Pídele al Señor que te de la sabiduría
necesaria para saber qué respuesta dar.
Debes tomar la decisión de vivir el presente a fondo. Urge vivir el hoy, porque el futuro está en las manos de Dios y el pasado... ya no existe.
No es suficiente que entiendas que vienes a este mundo para realizar una misión. Tienes que actuar. Sacúdete la pasividad y la indolencia y muévete. ¡Debes tener celo por la tarea que Cristo te ha encomendado! Decide y hazlo con la ayuda de Dios.
Para cualquier cosa que necesites emprender tendrás que tomar una decisión. La decisión meditada y tomada según la voluntad de Dios es la antesala de los éxitos.
Dios quiere que seas un joven decidido, un joven de fe y valor; de nada vale que tengas muchos planes, sueños, metas y proyectos sino decides llevarlos a la acción con la ayuda del Señor.
Tu adhesión a los principios eternos requiere que ejercites tu voluntad en la correcta dirección. Cuando has llegado a la convicción de que debes dar un paso a favor de la fe, ¡hazlo! No pospongas tu decisión, porque habrán millones de personas que se perderán aunque tuvieron buenas intenciones. “Por eso dice el Espíritu Santo: “Si hoy oís su voz, no endurezcáis vuestro corazón”” (He. 3:7-8).
Dios no hará por ti lo que tú puedas hacer de tu parte. Recuerda que si te ha dado cerebro, manos y pies, es para que los uses por el bien de tu prójimo. Toma decisiones correctas y llévalas a la acción confiando en la ayuda divina. ¡Es tanto el bien que puedes hacer por esta pobre humanidad!
Seguramente jamás habrás escuchado que alguien que tomó decisiones correctas se arrepintiera de ello... Pero sí que es muy común escuchar que los que tomaron decisiones erradas pasan la vida lamentándose.
Tomado de:
Reflexiones para Jóvenes
Ejercicios para el alma.
José V. Giner
Deja que Dios hable a tu corazón.
© Reforma Visión
Tomado de:
Reflexiones para Jóvenes
Ejercicios para el alma.
José V. Giner
Deja que Dios hable a tu corazón.
© Reforma Visión
No hay comentarios.:
Publicar un comentario