"Entonces respondieron a Josué, diciendo:
Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera
que nos mandes.
De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a
ti; solamente que Jehová tu Dios esté contigo, como estuvo con Moisés.
Cualquiera que fuere rebelde a tu mandamiento, y no obedeciere a tus palabras
en todas las cosas que le
mandes, que muera; solamente que te
esfuerces y seas valiente" " (Jos. 1: 16-18).
"Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que
yo os mando.
"(Juan 15: 14.)
"Y Jesús se acercó y les habló diciendo:
Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced
discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y
he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo." Mat.
28: 18-20.
"Pero él les dijo: Es necesario que también
a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he
sido enviado. Y predicaba en las sinagogas de Galilea" (Luc. 4: 43, 44).
"Pues me propuse no saber entre vosotros
cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. . . y ni mi palabra ni mi predicación
fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del
Espíritu y de poder." (1 Cor. 2: 2, 4).
"Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos
se ha acerado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera
demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia." Mat. 10: 7-8.
La educación formal de Ellen G. White terminó
cuando ella tenía solamente nueve años de edad, de manera que nunca tuvo el
privilegio de estudiar bajo tutela de profesionales del arte de hablar o de voz
de sus días. No obstante instruida por el Señor, llego a ser una de las más
destacadas predicadoras
norteamericanas. Durante más de 70 años, y muchos antes que existieran los
micrófonos y los sistemas de amplificación, ella hablaba ante grandes
concurrencias de hasta 20,000 personas.
"Me seréis testigos en Jerusalén, en toda
Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra"(Hech. 1:8).
Cientos, sí, miles que han oído el mensaje de
salvación, están todavía ociosos en la plaza, cuando podrían estar empleados en
algún ramo de servicio activo. A los tales Cristo les dice: "¿Por qué
estáis aquí todo el día desocupados?" y añade: "Id también vosotros a
la viña" (Mat. 20: 6, 7). ¿Por qué muchos más no responden al llamado? ¿Es
porque se consideran excusados por el hecho de no predicar
desde el púlpito? Ojalá entiendan que hay una obra que debe hacerse fuera del
púlpito, por miles de consagrados miembros laicos.
Largo tiempo ha esperado Dios que el espíritu de
servicio se posesione de la iglesia entera, de suerte que cada miembro trabaje
por él según su capacidad.
"Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el
que oye, diga: Ven" (Apoc. 22: 17). A toda la iglesia incumbe el deber de
dar esta invitación. Todo el que la ha oído ha de hacer repercutir este mensaje
por valles y montes: "Ven
Al reunir a esos discípulos, Cristo les dio su
comisión: ..."Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos
se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad
fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia". "He aquí, yo
os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes,
y sencillos como palomas" "(Mat. 10: 7, 8, 16).
Raquel Aveiga
Galápagos-Ecuador